miércoles, 5 de mayo de 2010


Nº 1
Año 2009
Asociación Iruene - La Palma
Autor: Miguel A. Martín González
miawara@yahoo.es

Contiene 12 capítulos repartidos entre las 98 páginas que contiene la revista. Un primer bloque coloca a los awara como un ejemplo típico de religión preaxial: naturalista y cósmica en una isla que es todo un reflejo del cosmos. El segundo bloque nos introduce en las principales manifestaciones de lo sagrado. A continuación descubriremos los espacios y el tiempo sagrados, con sus manifestaciones terrenales (amontonamientos de piedras, canales y cazoletas, surcos de La Caldera y los grabados rupestres).

No hace falta explicar que la religión es un hecho colectivo con numerosas concreciones definidas sobre un contexto particular, en un tiempo histórico y en una geografía determinada. Así mismo, no podemos afirmar estrictamente que la realidad observada en la isla de La Palma corresponda con otras en espacios y tiempos diferentes. Por eso, partimos desde este pequeño marco conceptual que elaboramos para la Isla como puntos de partida y meta para enfocar el estudio de la religión. Esta manera de discurrir nos empuja hacia una concepción evolutiva manifiesta en los ciclos de la vida, en respuesta a una necesidad de armonizar la existencia humana y el orden cósmico.
Los primeros arqueólogos contemporáneos, hallaron indicios religiosos en los hombres de la prehistoria, encontraron e intentaron explicar una serie de rituales, como el culto a los muertos, asociándolo al mundo sobrenatural. Desde entonces, producto de la razón, el etnocentrismo se apoderó de los estudios academicistas desvirtuando los conceptos y los ideales religiosos de las culturas preaxiales. Por otro lado, es normal que los investigadores construyan la realidad sobrenatural desde una perspectiva antropomórfica que disfraza la verdad. Clasificamos las cosas a nuestra imagen y semejanza, partiendo de un bipartidismo al dividir el mundo en sagrado y profano, en dioses y demonios. A esto no escapa nadie, pues es muy difícil ser objetivo cuando nos aproximamos a la práctica de cualquier culto fuera de nuestra experiencia, siempre la acercamos a nuestra herencia cultural. Ciertamente, nos encontramos dentro de una evidencia compleja. En la prehistoria de Canarias hay muy pocos referentes que abarquen ese fenómeno religioso en base a unos modelos globales y las particularidades locales descubiertas en los textos y los restos materiales. Los que se han atrevido sólo lo han hecho superficialmente, dando la sensación de que se le escapan muchas cosas.
Acercarse a las profundidades poco accesibles del razonamiento awara no es en absoluto quimérico como muchos pueden llegar a creer. El material existente es una fuente de información indispensable, el problema es enfilarlo bien. Penetrar, entonces, en lo más profundo de su ideología es retomar el origen desde una perspectiva más global. En esencia tratamos la religión como un fenómeno universal y la focalizamos en este microcosmos insular que es la isla de La Palma, lo que nos lleva irremediablemente a actualizar constantemente las bases de datos.